Babysitter by Joyce Carol Oates

Babysitter by Joyce Carol Oates

autor:Joyce Carol Oates [Oates, Joyce Carol]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Psicológico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-10-01T00:00:00+00:00


Vigilia

Y ahora, la vigilia.

Un día, una noche, otro día y otra noche, sin más noticias del niño desaparecido.

Los siete secuestros anteriores atribuidos a Babysitter han terminado en muerte. Cuerpos inertes, desnudos, tumbados boca arriba y expuestos en lugares públicos como para evocar fotografías del siglo XIX de niños muertos por su belleza y serenidad.

El intervalo más corto entre un secuestro y el descubrimiento del cadáver han sido tres días. El más largo, once.

Hannah intenta no estar pendiente. Hannah intenta no pensar.

Cuando está al borde de dormirse, intenta no soñar.

Cómo será ser la madre del niño desaparecido.

Cómo será ser el niño desaparecido.

Otra mañana, otro día interminable. Mientras no se encuentre su cuerpo, el niño desaparecido sigue vivo.

Cómo será tener esperanza.

Solo puede pensar en sus hijos: debe protegerlos para que no se enteren. Como es verano y ya no hay clases, no es difícil tener a los pequeños en cuarentena, poner excusas para no llevarlos a ver a sus amigos o permitir que otros críos vengan a visitarlos; no es tan difícil, ya que los demás padres también tienen en cuarentena a sus criaturas.

La aterroriza que se enteren: que algo terrible le ha sucedido a un niño que vive no muy lejos de ellos, un niño como ellos, que va a su escuela.

Pero es más mayor. Tiene diez años.

En cuanto Wes vuelve a casa a media tarde, enciende las noticias locales; luego, a las once, más noticias; Hannah se mantiene alejada, donde no oye, en otra habitación, se mete en la cama pronto, preparándose para el grito profano de Wes desde el piso de abajo que indicaría que se ha hallado el cadáver del niño desaparecido.

Se despierta tras un sueño nudoso y oye voces en sordina, se da cuenta de que Wes se ha levantado, que está abajo en el despacho, oyendo la radio con el volumen bajito.

Tras las ventanas, oscuridad. No la oscuridad que precede el alba, sino negrura absoluta. Está asombrada, son las cuatro menos veinte de la mañana.

No es propio de su marido preocuparse tanto por las «noticias». Preocuparse tanto por la vida de desconocidos.

Él también tiene miedo. Babysitter, tan cerca.

Y: Por primera vez, se ha llevado a uno de los nuestros.

Arriba, en el dormitorio antes de volver a meterse en la cama, Wes levanta la mano para llamar su atención:

—Hannah.

—¿Sí?

—Mira.

Con seriedad, saca una llave del cajón de la mesita de noche, la levanta para que su mujer la vea con claridad, luego le muestra la cómoda de caoba que hay contra una de las paredes del dormitorio; con la llave, abre una de las puertas y saca el arma, que Hannah no había visto desde que Wes la compró unos meses atrás.

Esta vez, está más atenta a lo que tiene que enseñarle su marido: un revólver Smith & Wesson Magnum del calibre 44. Acabado negro azulado, cañón corto. Siempre cargada, con el seguro puesto. Wes le enseña cómo se coge, cómo se quita el seguro.

—¿Lo ves? Lista para disparar.

Hannah siente un escalofrío de miedo, aturdimiento; parece ver, en su propia mano temblorosa, el arma lista para disparar.



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